imaginé
el mate de la mañana,
las tostadas y la miel
bajo un sol otoñal
que dio sustento
a tu dulce patio
de enredadera y río
con alguna canción
recorriendo los pasillos
en baile de acordes,
con sueños de orquesta
y me detuve ahí,
no quise ir más lejos
(y me olvidé del frío,
de la noche y sus encuentros)
jugué en un paño desvalido
por donde avisa mi suerte
que ya no hay más tiros,
y nunca más fue sencillo
volver al sueño
mientras no duermo,
volver a casa
donde no vivo.
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