regreso al fin y sin prisa
a la cornisa de los amaneceres
a la costumbre de descubrirme
en la quietud de la penumbra
creyendo en la vana esperanza
de días soleados y otoños sin noche
regreso a las olas, a los mares abiertos
a los patios incolumnes de aquella casa
donde tu ingenua risa mordía mis sueños
¿habrá sido la primavera de tus ojos al mirar?
regreso a mis luchas cotidianas
a mis ganas de nada y de todo en sí
a buscar tu nombre en el espejo
imaginando una tierra liberada
rutas perdidas bajo una tormenta de abril
regreso a mis viejas causas perdidas
al deseo de cambiar siempre de planes
y a la promesa de conservar tus amores
pero ya no estaban aquí tus flores
el destierro las llevó lejos de mí.
¿Qué errante laberinto, qué blancura ciega de resplandor será mi suerte, cuando me entregue el fin de esta aventura la curiosa experiencia de la muerte? Quiero beber su cristalino olvido, ser para siempre; pero no haber sido. Jorge Luis Borges.
martes, junio 08, 2010
viernes, febrero 26, 2010
Los Deseos
la lluvia que cae sobre mi pecho
me recuerda a un horizonte perdido
mis ojos se colman de una nostalgia eterna
por el castigo que persigue al más débil
cuando por fin entiendo este juego
donde la estupidez es un barco sin capitán
solía tener la llave del encuentro
sin la prisa sofocante de los años
pero las liras siguieron sonando
mas allá de la lujuria y mi canción
esfumándose en brisas de madrugada
guardando rencores de una tarde sin fé
aquel faro gira sobre una brújula perdida
marcando un norte anclado en el sol
el silencio mantiene esta agonía
sobre mi boca que se hace puente
en mis pasos de extraño augurio
trato de contener una vana inquietud
que a cada momento golpea mi puerta
dentro del cuarto vacío, una sombra
en las cenizas del crudo invierno
mi espalda desnuda ignorando la noche
las absurdas sirenas gritándole al viento
el dulce licor de tu esperanza
la sonrisa más clara del horizonte
el reloj con su tic tac enfermo
las luces agitando sus angustias
aquel mismo sueño sobre mi mesa de luz
y los deseos que arrastraron la tormenta
posándose intactos sobre mi ventanal.
me recuerda a un horizonte perdido
mis ojos se colman de una nostalgia eterna
por el castigo que persigue al más débil
cuando por fin entiendo este juego
donde la estupidez es un barco sin capitán
solía tener la llave del encuentro
sin la prisa sofocante de los años
pero las liras siguieron sonando
mas allá de la lujuria y mi canción
esfumándose en brisas de madrugada
guardando rencores de una tarde sin fé
aquel faro gira sobre una brújula perdida
marcando un norte anclado en el sol
el silencio mantiene esta agonía
sobre mi boca que se hace puente
en mis pasos de extraño augurio
trato de contener una vana inquietud
que a cada momento golpea mi puerta
dentro del cuarto vacío, una sombra
en las cenizas del crudo invierno
mi espalda desnuda ignorando la noche
las absurdas sirenas gritándole al viento
el dulce licor de tu esperanza
la sonrisa más clara del horizonte
el reloj con su tic tac enfermo
las luces agitando sus angustias
aquel mismo sueño sobre mi mesa de luz
y los deseos que arrastraron la tormenta
posándose intactos sobre mi ventanal.
lunes, enero 25, 2010
Arlequines
cada noche sueño el mismo escenario
sólo dos luces alumbrando el salón
riendo como arlequines extasiados
por el trémulo crepitar de las llamas
poniendo fin a la hoguera del dolor
sobre tu espalda posaré mis horas
suspirando un abrazo interminable
que dure más que el propio sol
para retener en cada tarde de lluvia
los vestigios de aquel dulce placer
el destino no detuvo su aguda prisa
apurando el paso para vernos llegar
poniéndonos uno al otro, frente a frente
dos desconocidos observándose en la calle
con tantas preguntas y una sola respuesta
ahora que fueron mías tus nostalgias
y que brilla inmensa una luz interior
mis párpados sólo buscan refugiarse
dejando de lado el ruido y los mares
para adentrarse en la hermosa quietud
viajando en cada profundo despertar
hacia la penumbra de tus sueños
y sin decir palabra alguna sabré
que no imaginaba encontrarte tan cerca
que aún te estaba esperando
por vez primera encontraré la paz
contemplando aquel nuevo amanecer
en donde los hombres ya no miran tristes al sur
y tus ojos se inclinan hacia mi promesa.
sólo dos luces alumbrando el salón
riendo como arlequines extasiados
por el trémulo crepitar de las llamas
poniendo fin a la hoguera del dolor
sobre tu espalda posaré mis horas
suspirando un abrazo interminable
que dure más que el propio sol
para retener en cada tarde de lluvia
los vestigios de aquel dulce placer
el destino no detuvo su aguda prisa
apurando el paso para vernos llegar
poniéndonos uno al otro, frente a frente
dos desconocidos observándose en la calle
con tantas preguntas y una sola respuesta
ahora que fueron mías tus nostalgias
y que brilla inmensa una luz interior
mis párpados sólo buscan refugiarse
dejando de lado el ruido y los mares
para adentrarse en la hermosa quietud
viajando en cada profundo despertar
hacia la penumbra de tus sueños
y sin decir palabra alguna sabré
que no imaginaba encontrarte tan cerca
que aún te estaba esperando
por vez primera encontraré la paz
contemplando aquel nuevo amanecer
en donde los hombres ya no miran tristes al sur
y tus ojos se inclinan hacia mi promesa.
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