una montaña de papeles viejos
desordenados casi con sutileza
notaron su desgarradora presencia
soledad invernal bajo sus pliegues
rincón ennegrecido por el humo
de bares, noches y excesos
que se declara fiel testigo
de la espera hecha ceniza
sistemáticamente me pierdo
en razones desvariadas
quizá un poco de piedad
necesite este frenesí
no existe lugar para el olvido
en este costado del mundo
siendo sólo un punto en la línea
de un anacrónico recorrido
pero aún así levanto
mis manos en señal de certeza
hacia el que me ve
para que encuentre mi mirada
hacia el que desespera
para que conserve su paciencia
hacia el mismísimo cielo
para que eleve estas palabras
y regale consuelo a la razón.