miércoles, septiembre 05, 2012

En la quietud.

Inclinado en el peso
subjetivo de las horas
se despierta el concepto
amalgamado y distante
de aquel primer sueño.

Despojo y absolución,
una herida y un cuento
para el desenlace inaudito:
desgarro vil de la noche.

Imaginaria dulzura
rostros ajenos al amor
disparándose en el aire
un gris martes de abril.

Construcción venerada
por el mismo desconcierto
ojos varados en la lluvia
(soledades bajo un puente).

Realidad limitada
al duelo de las mañanas
buscando algún gesto
en la quietud del silencio.