Noche
de luna brillante y pura,
de prístinas estrellas,
de dulzura y aromas
que viven en la brisa,
noche cautiva,
noche interpuesta,
canto que vuela en el río
despojado de dolencias,
cuna del grito del hombre,
sueño del último día,
noche perdida,
noche serena
que acumulas en las horas
el silencio valiente
del espacio vacío,
la perfecta estocada
que disimula el olvido
hurgando por los rincones
del amor heredado,
como aquel brillo
es la noche perpetua
que me has ofrecido.
¿Qué errante laberinto, qué blancura ciega de resplandor será mi suerte, cuando me entregue el fin de esta aventura la curiosa experiencia de la muerte? Quiero beber su cristalino olvido, ser para siempre; pero no haber sido. Jorge Luis Borges.
domingo, noviembre 05, 2017
Perpetua
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