habría que verse a sí mismo
vestido o desnudo
vital o apagado
cerrado o abierto
enérgico o cansado
partido o entero
dormido o despierto
para entender que la vida
no es un código binario
de unos o ceros, blancos o negros
los grises terminan dominando
nuestras acciones sin pensarlo
no es la vida ni la muerte
no es el hombre ni su sombra
es tan sólo una idea perdida
bajo el umbral de los matices.
¿Qué errante laberinto, qué blancura ciega de resplandor será mi suerte, cuando me entregue el fin de esta aventura la curiosa experiencia de la muerte? Quiero beber su cristalino olvido, ser para siempre; pero no haber sido. Jorge Luis Borges.
martes, enero 18, 2011
domingo, enero 09, 2011
Pasajero
mi corazón y una brisa de verano
solían decirse cosas al oído
conversaciones casi inaudibles
bajo la inmensa agonía del tiempo
parece que ya se han olvidado
del peligro, de su suerte
(los vientos aún arrastran
la espesa bruma del temor)
conservan cada madrugada
aquellas flores prometidas
al invierno y al amor
al destino y a sus ríos
no asumieron aún el valor
de aquel fuego crepitando
la misma furia inquisidora,
el interrogante hecho deseo
y al juzgarse inconfundibles
pierden la esencia de su vuelo
la fragilidad siempre acecha
implacable sobre sus sombras
quizá despejen sus dudas
comprendiendo sólo un sueño:
el encanto más profundo
es viajar y saberse pasajero.
solían decirse cosas al oído
conversaciones casi inaudibles
bajo la inmensa agonía del tiempo
parece que ya se han olvidado
del peligro, de su suerte
(los vientos aún arrastran
la espesa bruma del temor)
conservan cada madrugada
aquellas flores prometidas
al invierno y al amor
al destino y a sus ríos
no asumieron aún el valor
de aquel fuego crepitando
la misma furia inquisidora,
el interrogante hecho deseo
y al juzgarse inconfundibles
pierden la esencia de su vuelo
la fragilidad siempre acecha
implacable sobre sus sombras
quizá despejen sus dudas
comprendiendo sólo un sueño:
el encanto más profundo
es viajar y saberse pasajero.
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