¿Qué errante laberinto, qué blancura ciega de resplandor será mi suerte, cuando me entregue el fin de esta aventura la curiosa experiencia de la muerte? Quiero beber su cristalino olvido, ser para siempre; pero no haber sido. Jorge Luis Borges.
lunes, enero 28, 2013
Al universo.
La finitud de las horas,
la incertidumbre forjada,
la luz surcando mis ojos.
La evocación certera del olvido,
la inconstante prisa,
la impenetrable ausencia.
Un concierto tenue de verano,
un tesoro ajeno de escaso valor,
un deseo eterno y efímero.
Un extraño presentimiento,
un disparo en la madrugada,
un árbol que desprende sus hojas.
Los amores que no se entregaron,
los tímidos destellos de gracia,
los libros inundados de palabras.
Los lados ocultos de la resignación,
los caminos nunca antes bifurcados,
los muertos que esperan en una estrella.
Cada barco que atraviesa el mar,
cada espina clavándose en el vacío,
cada lugar anhelado y distante.
Cada estrategia sentida y absurda,
cada respuesta que se hace puente,
cada pensamiento crea al universo.
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